lunes, 21 de junio de 2010

Kuching: salvaje pero arreglado

Después de más de un mes sin salir de Kuala Lumpur por culpa de la dichosa piedra al riñón, con toda la gana de viajar, me quedé en Malasia pero me fui a Kuching, capital del estado de Sarawak, en la isla de Borneo.


El plan básicamente era ver un poco la ciudad (que poquita cosa tiene para ver), y sobre todo, ir a la jungla. Bueno, casi jungla: el Parque Nacional de Bako.

viernes, 11 de junio de 2010

Fórmula 1: Gran Premio de Malasia 2010

Uno de los alicientes que hacen que Malasia (y en concreto Kuala Lumpur) se llene literalmente de gente durante una semana es la máxima competición del motor: el Gran Premio de Fórmula 1 de Malasia; este año, a principios de abril, justo antes de mi particular aventura de hospital.



jueves, 10 de junio de 2010

Macao: un trozo de la vieja Europa en China

Otro de los viajes recomendados cuando se va a Hong Kong, si se tiene tiempo, es visitar la famosa ex-colonia portuguesa reconvertida en paraíso ludópata: Macao.


Macao está compuesto de dos zonas:
  • Isla de Taipa: Es la zona nueva, llena de hoteles y casinos, algo sólo comparable a Las Vegas. nada en especial que ver, salvo alguno de los casinos por dentro (como hicimos nosotros).
  • Tierra firme: Aquí es donde los portugueses dejaron todo su legado cultural, que se aprecia sobre todo en los edificios, no sólo por la arquitectura, sino porque todos tienen carteles en chino y en portugués. No tiene precio.

lunes, 24 de mayo de 2010

Cálculos renales (3 y final)

Viene del Capítulo 2

Aunque me he hecho de rogar dándome vacaciones de muchas cosas, la historia de la piedra al riñón tenía que terminar.

Dos semanas después de la primera pasadita por el quirófano para colocarme un "stent" en el uréter, el lunes 26 de abril tocaba volver al hospital — a quitarlo (y a ver qué había sido de la piedra). Esta vez, por alguna razón estaba convencido de que la piedra ya no seguía ahí; que se habría disuelto con las pastillas que me dieron en el hospital, o bien se habría reducido lo suficiente para haber acabado largándose "por vías naturales".
Pero al llegar al hospital, esa convicción tardó en irse tanto como tardan en imprimirse los escáneres de CTU: unos 5 minutillos.

sábado, 17 de abril de 2010

Cálculos renales (2)

Viene del Capítulo 1

Tres días después de que un doctor malayo me hiciese un ultimátum un tanto duro y me mandase a casa con 4 tipos de pastillas, una dieta "saboría" y cantidades ingentes de agua, el viernes 9 de abril volví al hospital: "Vamos a ver si hay suerte y me dan buenas noticias".
Lo cierto es que iba a ser complicado que hubiese buenas noticias porque yo seguía notando la piedrecilla ahí atrancada, un poco por debajo del riñón (porque cuando eres tan aprensivo como lo era yo, esas cosas se notan).

Unas 3 horas después de llegar al hospital y habiéndome hecho ya un escáner, el urólogo lo pincha en la pantalla esa que se ilumina y me confiesa "la piedra no se ha movido ni 1 cm, y como puedes ver, el uréter ya está algo afectado".

Mmmhh me temo que tiene razón. Lo estaba viendo con mis propios ojos.
Pero lo peor eran las consecuencias.

Cálculos renales (1)

Mientras me iba sucediendo esta historia, me imaginé el título del post: "El día en que amanecí en el hospital". Sin embargo no me podía imaginar que no iba a ser uno, sino unos cuantos más.

Aún con la Fórmula 1 reciente en la cabeza, el martes 6 de abril me despertaron a las 6:30 AM (hora bastante intempestiva en la que suelo estar normalmente en el enésimo sueño) unos dolores horribles en un costado del cuerpo. Me imaginé que pasándome por el baño se arreglaría todo (como ha sido siempre hasta ahora). Pero no, no se arreglaba nada. Volví a mi cama, pero ya no me tumbé como siempre, sino más bien en una postura fetal agónica. Así estuve media hora, muerto de miedo sin saber qué podía ser ese dolor, agonizando en la cama, y con unos temblores que no había tenido nunca.

Teniendo en cuenta que soy el tipo más aprensivo del mundo y me espanta todo lo relacionado con clínicas, me asusté cuando me di cuenta de que me estaba planteando irme al hospital. En 5 minutos el susto y el planteamiento se convirtieron en decisión: Me tiré de la cama, me puse una camiseta y un pantalón corto de deporte, y me bajé a la portería del edificio con la intención de llegar, como fuese, a un hospital.

viernes, 19 de marzo de 2010

"One Malaysia"... o más bien 3 diferentes...


Logo oficial de 1Malaysia
Que Malasia tiene un problema serio (entre tantos) de racismo no es nada nuevo; ya lo conté hace tiempo con una sórdida historia de racismo y mediocridad.

¿Que están trabajando en ello? Sólo en apariencia. En ese sentido sí que no hay queja. ¿Esfuerzos del gobierno para cambiar la situación? Sólo de boquilla. No es suficiente con la campaña "Satu Malaysia" ("Una Malasia"), que es puramente de imagen (y que veremos en los laterales de los Lotus F1 de este año).


Que se acabe el racismo en este país sólo depende de cuán integradas crezcan las nuevas generaciones, y que no sigan el ejemplo de sus padres y madres.

Ahora mismo, el principal propietario de las vallas publicitarias de Kuala Lumpur debe haber cancelado sus operaciones, y en lugar de publicidad, tiene los carteles institucionales que quedan detrás de los anuncios:

Ellos pueden hacer que 1Malaysia deje de ser puramente imagen...

Ahí están los bambinos de este país, qué felices se les ve... El malayito aún no se siente superior a sus compañeros por el apoyo gubernamental a su raza... ni la chinita se ríe de la india por ser de "raza inferior"...

Sólo de ellos depende que "Satu Malaysia" tenga sentido...

miércoles, 17 de marzo de 2010

Placebo arrasa en Kuala Lumpur como parte del tour asiático

Ayer la sala Life Centre de Kuala Lumpur recibía a los artistazos (se nota que me gustan, no?) londinenses del rock alternativo que están de gira por Asia promocionando su último disco, Battle For The Sun. Se trata de Placebo.

Como un añadido casi sobre la marcha a su gira asiática, el trío británico decidió estar en Kuala Lumpur el martes 16 de marzo. Y casi al mismo tiempo, unos cuantos decidimos que no nos lo íbamos a perder.