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martes, 1 de diciembre de 2009

Jakarta: Templo de la perdición

Otro fin de semana que nos despedimos de Kuala Lumpur usando para ello AirAsia, "la aerolínea amiga".


Esta vez nos hemos ido a Jakarta, capital de Indonesia, conocido "templo de la perdición".


Las expectativas eran bajas si hablamos de visitas culturales y cosas que ver; ya me había concienciado de que lo más interesante que podría hacer en Jakarta sería jugar a golf (con las pocas clases que llevo iba a ser un desastre), hacerme masajes (ojo con lo que estás pensando... ¡posiblemente sea cierto!), y salir de noche.

Y el caso es que por ir justamente en Hari Raya Haji (año nuevo musulmán), casi se va la última de esas opciones... El jueves por la noche estaba TODO cerrado. Pudimos tomarnos una ronda de cervezas en un garito. Quizá el único que había abierto. Algunos preguntaron directamente a un taxista dónde irse de fiesta y parece ser que en algún lugar recóndito quedaba algo...

Una calle de juerga (supuestamente) de Jakarta

Al día siguiente por la mañana, le eché un ojo a la ciudad desde el piso de Jaime, en una planta 21 en la zona periférica del centro.

(Para la última foto decidí bajar a la calle)

Nos armamos de valor y una guía, y nos fuimos al barrio de Kota. Allí pretendíamos ver 2 ó 3 cosillas (exagerando), como el Museo Nacional. ¿Y qué nos encontramos? Que estaba cerrado por restauración.

Los días festivos, la muchachada se echa a la calle

Aunque no sé si por pesaos o por curiosos, un hombre se ofreció a darnos una vuelta por el interior del museo. Posteriormente este hombre se identificó como Daniel Ray, de la Unesco, responsable de la restauración y remodelación no sólo del museo, sino de la mayoría de edificios antiguos e importantes del barrio de Kota.

Estuvimos viendo el interior del museo, que anteriormente había sido el ayuntamiento de Batavia (nombre de Jakarta en tiempos de los holandeses - a quien odian bastante los indonesios).


Con sus cárceles hechas para inundarse y que los presos muriesen de enfermedades.


Tras salir del museo, Daniel nos dijo que nos enseñaría la auténtica Jakarta. Interesante premisa para que sigamos con él.
De camino nos enseñó bastantes edificios cuya restauración está dirigiendo para dedicarlos posteriormente a servicios públicos como hospitales y colegios.

Llegamos hasta un puente cuya restauración acababa de terminar, y desde el cual había una vista interesante de Kota por un lado...


... y más interesante aún por el otro lado: chabolas, casas bajo los puentes, pobreza extrema.

A la gente que vive bajo el puente también le cobran impuestos...

Nos disponemos a entrar. ¿Peligro? Daniel nos tranquiliza diciendo que la gente que vive ahí es muy pacífica y no hay nada que temer.

Allá se adentra nuestro Daniel Ray, dice que le sigamos. Habrá que fiarse...

Dentro del entresijo de caminos y pasillos por el que vamos, pasamos delante de un grupo de niñas que nos saludan como si los extranjeros (buléh) fuésemos de otra raza con derecho a más ventajas sociales. Lástima...

¡¡Hola!!

Llegamos hasta un punto en el que el paisaje me recuerda 100% a un documental que vi sobre Jakarta hace años: cientos de chabolas a los lados de las vías del tren. Daniel confirma que 2 ó 3 personas mueren atropelladas cada mes.


En fin, tras abandonar aquella zona continúa la visita turística, esta vez motorizados. Cogemos una especie de motoneta-triciclo o tuktuk (el nombre se lo pone el propio ruido que hace el cacharro). Grabé un poco del recorrido:


Allí vimos a gente que trabajaba cargando sacos en los barcos de sol a sol por una miseria. Más lástima...


De vuelta al tuktuk y nos vamos a Chinatown, en el barrio vecino de Glodok. Chinatown es una zona que no falta en ninguna capital asiática, a pesar de que el resto del país también esté lleno de chinos (igual que en Malasia).

Típicos mercadillos chinos

Tras un rato de tiendas sin aparente interés por la calle principal, pasamos a la zona interior, mucho más auténtica calle a calle; da igual cuántas callejuelas de este mercado hubiese visto, todas me parecían auténticas y de otro mundo.


El último punto de la visita fue un templo budista con algo que se supone que le hace único en el mundo.


Sus velas gigantes:

¡Toma velas! Como pa' no velas... ejem...

Ciertamente hay otro mundo dentro de estos templos. Me recordaba al de Little India en Singapur (aunque no tengan nada que ver).


Con el templo, terminamos la visita con Daniel Ray, que nos instó (que no invitó) a tomarnos algo en el Café Batavia, de lo más famoso y classy de Jakarta.


Y con los barrios de Kota y Glodok termina también lo que se puede visitar en Jakarta.

Como curiosidad adicional, nos encontramos un centro comercial que sólo tenía locales de CDs y DVDs copiados, o sea, top-manta. Y a pesar de que todos vendían exactamente lo mismo, parece que el negocio les funcionaba.


Ah, y también un food court con karaoke y pista de baile. Además de lo ridículo que me parece el baile de las parejas que se ven (inventado, artificial 100%), ni que decir tiene del "mariposón liberado" que se ve en la parte izquierda...


Y hasta aquí el "reportaje" de Jakarta. Lo demás ya fueron sitios de salir (recomendados Dragonfly y Red Square como pub/disco y Stadium como after-hours), un spa con masaje (Delta Health Club) y los sitios de golf.

Próximamente un poco de paraíso en Langkawi...

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