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martes, 13 de marzo de 2012

Phnom Penh y Sihanoukville: Porque Camboya es [algo] más que Angkor Wat

Un paro laboral moderado está bien para descansar de una mala experiencia; pero si se alarga demasiado, se hace peligroso. Antes de que eso sucediese, tomé la decisión de hacer un último viaje en Asia (afortunadamente durante el viaje confirmé una oferta de trabajo que no se había cerrado del todo previamente, convirtiéndose el "último viaje" en "otro viaje más"). Ese viaje, aprovechando la visita de una amiga, sería a Camboya; pero no a Siem Reap como anteriormente, sino a la capital, Phnom Penh, y la zona costera de Sihanoukville.





El aeropuerto de Phnom Penh resultó ser prácticamente tan doméstico como el de Siem Reap, incluída la "cadena humana" de guardias que se pasan de mano en mano tu pasaporte para acabar dándote el visado. "Si pagas, entras; fin de la historia". Mientras haya dinero, hay visado.

Los conductores de tuktuks estaban, como siempre, a la salida del aeropuerto, ávidos de turistas. Si no recuerdo mal, fueron unos 7 US$ los responsables de que llegase a la estación de autobuses para poner rumbo inmediato a Sihanoukville.


En realidad, estación de autobuses era una exageración para lo que allí había: un solar arenoso y pedregoso, un par de bancos cubiertos, y una caseta de venta.



El siguiente autobús salía en una hora, así que billete en mano, me fui a desayunar. Hamburguesa y cerveza por 1 US$. Win!

Unas 4 horas de carretera mal asfaltada (y poblados primitivos a los lados) más tarde, llegaba a la estación de Sihanoukville, más primaria que la de Phnom Penh aún, y Lara había tenido a bien enviar a un motorista a buscarme y llevarme al alojamiento.

Otres Beach, la zona en la que estábamos alojados, era una zona muy tranquila; una playa estrecha de un par de kilómetros de largo con un puñado de hostales en primerísima línea (unos 5 pasos entre la orilla y una mesa del restaurante).




Pero la llegada hasta allí desde la zona central de Sihanoukville es una odisea:
  • Si vas en "moto-taxi", las carreteras sin asfaltar son, digamos, "entretenidas", y la cuesta pedregosa para bajar al área de los alojamientos haría las delicias de cualquier aficionado al trial. Trayecto ágil, corto y rapidito, unos 15 minutos.
  • Si vas en tuktuk (mismo que en Siem Reap), el rodeo que tienes que dar es, sin exagerar, una auténtica exageración (que vivan las redundancias líricas). Más de 40 minutos de las carreteras más primarias que he visto en Asia, llenas de hoyos y tierra roja polvorienta como para varias pistas de tenis.
Como tenía el PADI aún reciente (relativamente), decidí probar suerte con el buceo en la costa de Camboya, por si me sorprendía. No me sorprendió mucho porque la visibilidad en el agua en esa zona (y por lo visto también en el resto de la costa de Camboya) era bastante mala, apenas unos 5 metros, mínima si se compara con los 15 o más de Filipinas.

Al final, lo mejor de la excursión de buceo fue la excursión en si misma: toda una aventura que incluyó
  • zonas periféricas donde los locales nos miraban raro [más de lo normal],
  • un puerto con un aspecto que se describiría, entre otros, con los términos "mafias" y "mugre",
  • un viaje agitado de ida por alta mar picada,
  • un viaje curiosísimo de vuelta con la cubierta llena de gente (sobre todo locales) y todos compartíamos los más mínimos espacios,
  • una "comuna" de voluntarios en un pequeño islote perdido del mundo que colaboraban con un par de familias locales residentes en el "desarrollo" y la conservación del entorno.
Una aventura, vamos. ¿Repetible? Dudo que aquella serie de hechos, lugares y coincidencias puedan volver a darse.

Tras 3 días de relajación en las playas de Sihanoukville, con otras 4 horas de carretera pusimos rumbo a la capital, Phnom Penh.

Aunque no sea fundamental aquí, ahí te va un poquito de historia moderna relevante de Camboya.

Tras la opcupación japonesa durante Segunda Guerra Mundial, Camboya (que desde 1863 era parte de la Indochina francesa) declaró su independencia en 1953. Hubo mano dura contra las reminiscencias comunistas, pero se mantuvo cierta neutralidad durante la Guerra de Vietnam, cosa que no gustó a EEUU. Impulsado entonces por los americanos, en 1970 el general Lon Nol, anterior ministro de defensa, dio un golpe de estado contra la monarquía y se quedó con el poder durante 5 años.

Por entonces, en 1975, los jemeres rojos eran solamente una guerrilla en contra del régimen, pero ganaron fama durante los ataques americanos al norte de Camboya, donde Richard Nixon insistía en que se ubicaban los "santuarios vietnamitas". Ante tal situación, China prestó apoyo militar a la guerrilla, que se decidió a tomar la capital, con el apoyo de la mayoría de la población civil camboyana.

Nada más tomar el gobierno ese mismo año, Pol Pot, líder de los jemeres rojos, estableció una dictadura militar e impuso la nueva filosofía del país, que consistía en volver a lo primitivo: la sociedad estrictamente agraria. Se eliminaron las ciudades, la moneda, el mercado, las religiones...

Toda la población civil en las urbes sufrió las evacuaciones forzadas y fue trasladada al campo. Por las mismas, se obligó a todo el mundo a dedicarse única y exclusivamente a labores agrarias, abandonando cualquier otro tipo de funciones que tuviese anteriormente y que no estuviesen estrictamente relacionadas con el campo. Y lo peor de todo: Se calcula que se torturó y asesinó a casi 2 millones de personas en los campos de concentración, considerando enemigos del régimen a rebeldes, clandestinos, niños, mujeres, y lo que se pusiese por delante. Un auténtico genocidio de casi un cuarto de la población nacional de entonces.

The Killing Fields (Los gritos del silencio, 1984),
gran película sobre lo sucedido en Camboya durante el régimen de Pol Pot

A finales de 1978, durante una corta ofensiva de menos de un mes, Vietnam lograba expulsar a Pol Pot de Phnom Penh y hacerle volver a la clandestinidad. Camboya recobró la monarquía entonces, y con ella cierta democracia... corrupta y con otro golpe de estado en 1997, pero democracia.

Desde el régimen de los jemeres rojos, Camboya no ha podido levantar cabeza en condiciones y se ha mantenido siempre como uno de los países más pobres del mundo.

Phonm Penh es una ciudad pequeña, relativamente moderna (reconstruida en su mayor parte tras el holocausto de los jemeres rojos), pero sin un sólo edificio de más de 3 plantas, igual que Vientiane. Se ha auto-bautizado como "la ciudad encantadora" (the charming city), pero sinceramente, tiene muy poquito encanto. Es normalita del todo, con sus zonas viejas, sus zonas más nuevas, y sus zonas completamente rehabilitadas recientemente.

Nuestra visita a pie de 1 día a Phnom Penh (suficiente para esta ciudad) comienza en el Wat Phnom, el templo de la colina en la que se originó la ciudad.



Seguimos caminando por las calles, que es donde de verdad se respira lo que es la ciudad. Pavimentos inexistentes o en mal estado, calles sorprendentemente anchas en general, ciertos templos pequeños, una extraña sensación de calma a pesar de estar las calles principales llenas de coches... curioso. Lo que sí suele ser una constante es la gente mirándonos raro (esta vez no tan raro como en el puerto de Sihanoukville).



Llegamos al mercado municipal, en forma de cruceta y con un llamativo colorido exterior.



Después de un rato de mirar, regatear y comprar, salimos en dirección a un punto de obligada visita en Phnom Penh. Siempre respirando el ambiente de la ciudad.


Bueno, a veces conteniendo un poco la respiración. Que al fin y al cabo esto es Asia, y como tal, tiene sus "costumbres" inherentes.


Llegamos por una gran avenida al Monumento a la Independencia, símbolo de Phnom Penh.



Desde este punto hacia el palacio real, hay un par de avenidas muy amplias con zona de parque. Se aprecia la calma en estas dos zonas, más que en el resto de la ciudad. Y se aprecia también un monumento: el que simboliza una "hermandad" entre Camboya y Vietnam.



Y cuando por fin llegamos a la entrada del Palacio Real... está cerrado. Fail. Resulta que hay festividades nacionales estos días. Así que la única foto del Palacio Real que tengo está hecha desde la puerta vallada.


Al lado del palacio, y para cerrar la visita a Phnom Penh y llegar exactamente hasta nuestro hostal, está el paseo al lado de la unión del río Tonle Sap y el famoso y omipresente Mekong.




Y como cualquier coche, moto o tuktuk, se paseaba justamente por ahí... un tipo con un elefante. No comments.



* * *

Resumiendo, Camboya tiene algo más que Angkor Wat, aunque prácticamente sea esto último lo único que le venden al turista; Phnom Penh no tiene mucho atractivo más allá de ser una capital asiática bastante calmada, y Sihanoukville es buen sitio para relajarse pero no es muy accesible (las principales aerolíneas no vuelan ahí) ni es muy popular, se basa más en el boca a boca de los turistas.
Si tienes unos días de sobra en Camboya o necesitas un poco de playa desesperadamente y ya has estado en Siem Reap, no es mala idea descolgarse por aquí.

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