Después de más de un mes sin salir de Kuala Lumpur por culpa de la dichosa piedra al riñón, con toda la gana de viajar, me quedé en Malasia pero me fui a Kuching, capital del estado de Sarawak, en la isla de Borneo.
El plan básicamente era ver un poco la ciudad (que poquita cosa tiene para ver), y sobre todo, ir a la jungla. Bueno, casi jungla: el Parque Nacional de Bako.