La semana pasada hice uno de esos viajes; volví a la isla de Borneo, esta vez para visitar Brunéi Darussalam: el pequeño país autocrático del petróleo y del archimillonario Sultán. Y encima, en pleno Ramadán.
¿A qué hora insana de la madrugada se puede coger un vuelo? ¿2:00, 3:00, 4:00 de la mañana...? Pues a esas horas estaba yo saliendo de casa hacia el aeropuerto...
... para volver a reencontrarme con la costa norte de Borneo, como hiciese en la visita a Kuching.
Ya en el aeropuerto vimos representación de una de las principales empresas (sino la principal) establecidas en Brunéi: Shell. Que aquí hay mucho petróleo, y ellos lo saben.
Además, con caracteres árabes |
Tras una cola infinita en inmigración con un único policía al cargo, y luego un rato de dar vueltas buscando una inexistente parada del autobús en el aeropuerto, nos fuimos en taxi hasta el centro de Bandar Seri Begawan (capital de Brunéi).
Posteriormente pudimos comprobar lo pequeña que es esta ciudad. Muy limpia, muy calmada (en parte por ser Ramadán), pero tan pequeña que no le puedo seguir llamando ciudad. Bueno, por eso y por otros motivos... digamos que acabamos comprobando que todo Brunéi es como una grande y típica zona de pueblo ("kampung" de forma genérica) de Malasia.
Empezamos con el Museo Real de los Regalos. Se trata del museo en el que el sultán va almacenando todo lo que le regalan los demás reyes y jefes de estado, que deben creer que el sultán es pobre.
Solo hay fotos del salón principal porque dentro no permitían usar cámara. Pero sobra hablar de las cantidades de objetos de oro, platino, marfil, y orfebrerías varias que había ahí dentro. Procedencia: todos los reyes, muchos presidentes, varios ministros... las más altas esferas, vamos.
Con el calor que hacía, antes de seguir la visita paramos en un sitio de comida rápida para comprar un granizado. Esto no tendría interés ninguno si no fuese porque estaba sonando dentro... el "Aserejé". Hasta aquí ha llegado.
El siguiente punto era de vista obligada. Y digo vista, y no visita, porque mires a donde mires en Bandar Seri Begawan, lo ves. Se trata de la mezquita de Omar Ali Saifuddien, uno de los símbolos más internacionales de este pequeño país.
Bastante imponente con su cúpula [creemos que] de oro |
¿Nos dejarán entrar aún siendo Ramadán? Para entrar en lo que es el recinto, no hubo ningún problema. Pero como no me dejé la barba de 3 días que [según la gente de Malasia] me convierte en iraní ni entré diciendo "Salam alekum!", pues el obtuso "guardián de la entrada" no me dio opción. Así que tengo unas cuantas imágenes desde fuera.
De todas formas, como digo, seguiríamos viendo la mezquita el resto del día desde cualquier punto de BSB.
El siguiente punto en el itinerario del día era el poblado sobre el agua: Kampung Ayer. Tras regatear brevemente con el barquero chapurreando Bahasa Malasia (lo poquito que he aprendido este año), nos pusimos a remontar el Sungai (río) Brunéi.
Y lo cierto es que es un poblado completo, con unos treinta mil habitantes estimados, varios colegios de primaria, dos mezquitas, estación eléctrica, de policía y de bomberos, zona de nueva construcción...
... vistas a la mezquita de Omar Ali Saifuddien (por supuesto)...
... y gasolinera. ¿Marca? Sobra la pregunta.
Vuelta a tierra firme para un pequeño tentempié. Con vistas, como siempre.
Como parte de Asia que es Brunéi, ya ha sido conquistado también por los chinos.
Que no falte un templo chino |
Para comer, decidimos probar el "ambuyat", que es el resultado de quitarle a un oriental el arroz: se inventan un sustituto.
El ambuyat es el plato hondo blanco del medio |
Esta "joya" culinaria la crearon durante la ocupación japonesa de Borneo. Los nipones decidieron privar a los locales de acceso al arroz. Así que ellos hicieron polvo de sagú, lo mezclaron con agua, y consiguieron una especie de moco viscoso translúcido y completamente insípido. Eso se sirve acompañado de un montón de salsas para darle sabor. Para mí, un auténtico FAIL de plato. A Pavel le encantó.
La tarde la dedicamos a caminar hasta "el" centro comercial (y dentro de él), que está a unas 2 horas caminando del centro de BSB. Sólo hay uno; por supuesto, se llama "The Mall". Todo el mundo parece tener coche, así que no importa la distancia. Pero conseguir un taxi de vuelta nos costó lo que no está escrito.
Ya de noche y con hostal asegurado, nos fuimos a ver dos de las joyas del ahora repudiado Príncipe Jefry (hermano del actual sultán — ya no le quieren en el país por los supuestos desfalcos que hizo sobre los fondos estatales, pero que podrían haber sido realmente culpa de su hermano, el sultán... vamos, un auténtico culebrón).
Empezamos por el Hotel Empire: Auténtico lujo asiático.
Hay un vídeo de una zona del lobby para meterse más en ambiente:
Después nos fuimos al Parque de Jerudong; en algún tiempo un gran parque de reunión, esparcimiento, ocio, y hasta algunas atracciones, de pago. Con el tiempo y la falta de mantenimiento de dichas atracciones, sólo es una decaída área recreativa de acceso libre donde ir a dar una vuelta con los amigos.
Eso sí, gracias al aspecto abandonado y un típico cartel de "No entrar" (que para todo español que se precie es un claro llamamiento a gritos a que pases), pasamos uno de los ratos más dignos de una peli de terror que recuerdo en años.
Al fondo, nada... y el propio busto del caballo ac*jona... |
Al día siguiente volvimos a madrugar, esta vez para ir hasta Seria: un pueblo a 2 horas de autobús de BSB donde Shell tiene la mayoría de sus instalaciones de extracción de petróleo.
Al llegar, lo primero que te recibe son los contenedores de crudo:
Por allí cerca está el Centro de Investigación del Crudo y el Gas...
... también una miniatura del centro... |
... montones de extractores distribuidos por la zona...
... y el monumento al "Billonésimo Barril de Crudo". Bastante sobrio por otro lado (lógico; ese barril ni se va a emocionar por ello ni ná de ná):
Y hasta aquí da de sí una visita a Brunéi. Y ya hemos estirado bastante lo que se puede ver.
Como curiosidades, hay que decir que en todo el país no hay ni un sólo bar (aunque hay un sitio parecido al Starbucks de una cadena malasia), ni se puede comprar ni una gota de alcohol. Cosas del Islam. Además, yo suponía que BSB no podía ser un sitio tan soso como parecía, que tenía que ser por causa del Ramadán... pero más gente que ha ido en otras épocas me ha confirmado que BSB es un sitio soso y punto, sin necesidad de otras causas.
La mejor palabra para describir BSB o Brunéi no es bonito, ni emocionante, ni aberrante, ni estresante... sino simplemente curioso. ¿Recomendable? ¡Por qué no!... que no se diga que no hay sitios para viajar.
En fin, «cosas veredes, Mío Cid»...
Yo le tengo ganas, la verdad.
ResponderEliminarY no habia ningun regalo de Espanya en el museo? el que le hizo nuestro querido pais al presidente de Singapur en su momento da pena. Es un cenicero (que espero que sea de plata) con el escudo grabado... que miserables somos xD
jajaja pues lo cierto es que sé que he visto algo con el escudo grabado de España y firmado por el propio Juan Carlos I, pero no recuerdo qué era. Al menos parecía estar en un sitio de los "medio-privilegiados"
ResponderEliminarHola!
ResponderEliminarya hace tiempo leo tu blog, es genial, me encanta de verdad! Y por finen la semana pasada me mude a KL asi que si te aburras mandame correo: szisszen@gmail.com :)
un abrazo!
Buen post Jaguito, me has quitado todas las (pocas) ganas que tenia de ir a BSB.
ResponderEliminarCuanto a los regalos, pues me parece que esta muy bien regalar un cenicero a SGP (que cachondo es el Rey). Tampoco se merecen mas...